16 de Enero de 2011 - 09:10:01 - Pedro García Luaces - 0 comentarios
El 16 de enero de 1556 Carlos V abdicaba en su hijo Felipe y se retiraba al convento de Yuste a pasar sus últimos años en soledad y recogimiento. Había llegado altivo y extranjero y quería marcharse con sencillez desde aquel regazo extremeño de España. Felipe tenía veintinueve años y ya contaba con un largo aprendizaje. Desde los dieciséis años ejercía de regente en las ausencias del Rey y a los veintiuno viajó con su padre a los Países Bajos para recibir instrucción práctica de gobierno y conocer a sus súbditos flamencos. Desde su primera experiencia como regente, el Rey nunca dejó de aconsejarle a través de una fluida correspondencia en la que le desnudaba los pormenores de la política interior, los intereses de la corte y se entrometía incluso en su vida íntima, velando por la castidad de su hijo, a quien recomendaba alejarse de las mujeres.
A la vuelta de Flandes, el príncipe ya tomaba las decisiones junto a su padre. Pronto llegaron las abdicaciones. En 1554 le concedió el reino de Nápoles y el ducado de Milán. Poco después, al casar con María Tudor, se convertía en rey consorte de Inglaterra. En Bruselas recibirá los estados de Borgoña y Países Bajos tras una ceremoniosa abdicación en la que el emperador aparece vestido de negro, iluminado sólo por el Toisón de Oro borgoñés. En enero del año siguiente será el turno de las coronas de Castilla y Aragón, esta vez en ceremonia privada.
En Yuste, a Carlos le seguía llegando correo y acudían a menudo mensajeros con noticias sobre la marcha de España y Europa. Y por supuesto el anciano devolvía correos y mensajes a su atribulado hijo, que no pudo gobernar con su sello hasta la muerte de don Carlos. En realidad, la sombra del emperador se extenderá durante todo el reinado de Felipe II, que nunca pudo, acaso no quiso, renunciar a sus consignas. Entre ellas, el combate a la herejía, islámica o protestante, que emprendió con tanto encono y por el que no le importó dejar un reino hipotecado. Ya serían otros Austrias quienes cargarían con ello, los menos dotados, los llamados menores. Porque Felipe contribuyó como su padre a engrandecer la gloria de España con un reinado sobre el que, con más razón, podía decirse que nunca se ocultaba el sol.
Otras efemérides de este día que deberías conocer:
1465: Sentencia de Medina del Campo contra Enrique IV.
1574: El gran príncipe de Moscú Iván IV el Terrible es coronado zar de todas las Rusias.
1716: Decreto de Nueva Planta.
1780: La escuadra española fracasa en su intento de tomar la plaza de Gibraltar.
1920: Entra en vigor la Ley Seca, que prohibía la venta y consumo de bebidas alcohólicas en Estados Unidos.
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