22 de Febrero de 2011 - 17:59:31 - Pedro García Luaces - 0 comentarios
El 22 de febrero de 1530 Carlos I de España y V de Alemania era coronado por el Papa Emperador del Sacro Imperio Romano. Carlos ya había sido coronado emperador en Aquisgrán, pero el título carolingio necesitaba también de la dignidad papal para completarse: emperador de los germanos y emperador de los romanos. La coronación se celebró en Bolonia. Roma quedaba muy lejos y el emperador tenía obligaciones urgentes en Alemania. Como fechas escogió los días 22 y 24 de febrero, recuerdo de la batalla de Pavía y de su propio nacimiento.
Bolonia era en la fecha un dechado de opulencia. Las mejores familias de la nobleza europea competían por llevar el séquito más suntuoso. Acudían para homenajear al hombre más poderoso de su tiempo y, a ser posible, sacar alguna ventaja del viaje. Carlos estaba impaciente por recibir un título que en lo material sólo conllevaba gastos. Había esperado diez años para la coronación, soportando las ínfulas políticas de un Papa que había promovido en Cognac aquella infame Liga Clementina, junto a Francisco I de Francia, para aislarle de Europa y asfixiar su grandeza. El mismo Clemente VII que, por otro lado, había soportado del emperador el saqueo de Roma y su propio secuestro, atrevimiento al que ni siquiera los pueblos bárbaros habían llegado. Había mediado un océano entre ellos y las diferencias parecían insalvables, pero el acercamiento entre la Iglesia y su espada había llegado, la cristiandad estaba ahora en paz y su coronación no tenía por qué demorarse.
Cuatro nobles, el marqués de Monferrato, el duque de Urbino, el conde Palatino y el duque de Saboya, desfilaban tras el Papa y su colegio cardenalicio, portando los cuatro atributos imperiales: el cetro, la espada, el mundo y la corona. Les seguía el emperador, con su cortejo flamenco y español. Sobre su cabeza se derrama el óleo sagrado, el Papa hace entrega de los atributos, suenan las trompetas y se escuchan clamores de «¡Imperio!», mientras los españoles exclaman «¡España!». El desfile que vino después fue fastuoso. A la cabeza el Pontífice y el emperador, que cabalgaban en paralelo como símbolo de su nueva amistad. El emperador ya era émulo de Carlomagno, sostenía las tres coronas y en su pecho latía fuerte la idea de una Europa unida y cristiana.
Otras efemérides de este día:
1744: España derrota a Inglaterra en la batalla naval de Tolón.
1813: Las Cortes de Cádiz consiguen abolir la Inquisición.
1819: España cede —por 5 millones de dólares— Florida a Estados Unidos tras la ocupación de Jackson el 29 de mayo del año anterior.
1938: Toma de Teruel en la Guerra Civil.
1939: Muere Antonio Machado.
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