22 de Marzo de 2011 - 09:10:13 - Pedro García Luaces - 2 comentarios
El 22 de marzo de 1369 Enrique de Trastámara mataba a su hermano Pedro I en Montiel y encontraba vía libre para ocupar el trono de Castilla. Lo que así contado puede parecernos la historia de una usurpación fue, sin embargo, una jugada que habría de aportar enormes beneficios a la corona castellana. Cuando el gran rey Alfonso XI moría a causa de la peste en 1350, dejaba un hijo legítimo, Pedro, y una extensa prole de hijos bastardos fruto de sus amoríos con una dama sevillana, Leonor de Guzmán. A Pedro I se le apodaba El Cruel pero hay quien ha querido verlo como un justiciero por su oposición a la nobleza en favor del pueblo. Cierto es que convocó las Cortes de Valladolid tomando medidas muy adelantadas a su época, pero también aplicó castigos desmedidos tendentes al ensañamiento. Su reinado creó una gran división entre la nobleza y llevó a Castilla a la guerra civil, imponiéndose en ella la casa Trastámara.
Enrique de Trastámara era, junto a su hermano gemelo Fadrique, el mayor de los hijos naturales de Alfonso. Desde pequeño gozó de privilegios nobiliarios y pudo casar con doña Juana Manuel, hija del ilustre literato y sobrina nieta de Alfonso X el Sabio, lo que le abría una nueva línea de derecho al trono. Enrique se perfiló pronto como el principal aspirante al trono de Pedro I, capitalizando todo el descontento que generaba su sangrienta política. Con todo, Pedro fue un excelente militar que supo contrarrestar su escasa habilidad política con la fuerza de sus armas. Enrique no andaba muy a la zaga en argumentos militares, pero era además mucho mejor diplomático. Su triple «entente» con Francia, Aragón y el Vaticano inclinaría de forma decisiva el signo de la contienda, aunque Pedro, casi por descarte, se alineara con Eduardo III de Inglaterra.
La guerra castellana llegará a su fin en los campos de Montiel. Las huestes de Pedro hincan por fin la rodilla y el monarca debe refugiarse. Se encuentra cercado y sin escapatoria. Entonces trata de pactar su huida con el jefe militar de Enrique, Bertrand du Guesclin, que finge aceptar y le cita en su tienda. Allí le espera su hermanastro. Pedro y Enrique se enfrentan cuerpo a cuerpo ante la mirada del francés, que finalmente decide participar, al parecer justificándose: «Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor». Enrique II fue desde entonces un notable monarca, capaz de pacificar el país ligando la nobleza al desarrollo económico por encima de confabulaciones políticas y sentando las bases del glorioso proyecto que Castilla sería capaz de comandar en el futuro.
Otras efemérides de este día:
1506: Fernando el Católico, viudo, se casa con Germana de Foix, sobrina de Luis XII.
1531: Enrique VIII es proclamado jefe de la Iglesia anglicana.
1594: Enrique IV, que ha abjurado del protestantismo, hace su entrada triunfal en París, demostrando que la ciudad del Sena «bien vale una misa».
1763: Se crea el Cuerpo de Artillería de la Armada española.
1918: Se forma un Gobierno nacional o de concentración, con Maura al frente, para afrontar los problemas del país.
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