10 de Marzo de 2011 - 09:10:01 - Pedro García Luaces - 0 comentarios
El 10 de marzo de 1526 contraían matrimonio en los Reales Alcázares de Sevilla el emperador Carlos V y su prometida Isabel de Portugal. Desde que Carlos V entrara en edad de merecer, que para un rey poderoso era prácticamente la fecha de su nacimiento, se habían intensificado las labores diplomáticas para encontrarle una novia de altura. La primera opción era la vecina Francia, estratégicamente la alianza más provechosa, pero las difíciles relaciones con el monarca Francisco I, especialmente tras la batalla de Pavía, desaconsejaban ahondar en esa dirección, vieja pretensión de su padre, Felipe de Borgoña. La lógica se inclinaba, pues, hacia Inglaterra, cuyos monarcas, Enrique VIII y Catalina de Aragón, eran tíos de Carlos, pero allí la princesa María Tudor, que acabaría casándose con su hijo Felipe, era aún una niña de seis años, una espera demasiado larga para quienes deseaban una boda real de campanillas y, sobre todo, la pronta perpetuación del linaje.
Así que los casamenteros reales echaron el ojo a la cercana nación de Portugal. Ya los Reyes Católicos habían estrechado lazos con sus vecinos ibéricos y para Carlos, contar con una reina de estirpe castellana suponía un descanso a la hora de atender sus asuntos en el extranjero. Además, Portugal era una gran potencia naval y el monarca podía optar a una buena dote. El puro materialismo no pudo oscurecer a la prometida, Isabel de Portugal, mujer abnegada y exquisita, prudente y capaz, a la que Carlos llegó a amar con ternura y ella a él, a pesar del infortunio de su pronta muerte.
La boda se celebró en los Reales Alcázares de Sevilla, ciudad en la que se conocieron. Al ser primos carnales necesitaron una dispensa de Roma para celebrar el enlace. La ciudad, en pleno apogeo por el floreciente comercio con las Indias, se engalanó como nunca. La emperatriz llevaba un palio de oro, plata, piedras preciosas y perlas. La comitiva de Carlos superaba en lujo a cualquier otra. La iglesia se adornó de ricos tapices, joyas y piedras preciosas, lujosas antorchas y braseros perfumados. Isabel estaba bellísima y Carlos, menos agraciado, revestido de una elegancia imperial. La luna de miel les llevó a Granada, ciudad de la que quedaron prendados y, según parece, allí fue concebido el príncipe Felipe, que nacería en Valladolid, el 21 de mayo de 1527.
Otras efemérides de este día:
1919: Se inaugura el servicio radiotelegráfico entre Inglaterra y España.
1923: Salvador Seguí, el «Noi del Sucre», es asesinado por pistoleros del sindicato libre, asociado a la patronal.
1945: Trescientos aviones estadounidenses devastan Tokio en un bombardeo de seis horas.
1952: Golpe de Estado de Fulgencio Batista en Cuba, contra el gobierno de Carlos Prío Socarrás.
1982: Los nueve planetas se alinean en el mismo lado en relación al Sol. Es el fenómeno llamado Sizigia.
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