sábado, 4 de abril de 2015

4 de abril de 1453, por orden del rey Juan II es apresado el condestable de Castilla, don Álvaro de Luna.

Fue un noble castellano Condestable de Castilla y valido del rey Juan II de Castilla, cuyo padre murió cuando tenía siete años, desconfiándose de su paternidad, pues su madre tuvo otros hijos con diferentes hombres, entre ellos Juan de Cerezuela, al que Álvaro encumbraría hasta arzobispo de Toledo.
Introducido en la corte como paje de Juan II, logró pronto una gran ascendiente sobre el rey que lo tenía en alta consideración, lo que la superstición de la época atribuyó a un hechizo, pero la verdad es que era un maestro en todos los talentos que el rey admiraba: buen caballero, habilidoso guerrero, buen poeta y elegante prosista.
Álvaro de Luna, fue la figura central en la Castilla de su época, llevando a cabo una alianza con la pequeña nobleza, ciudades, bajo clero y judíos, para oponerse a la oligarquía nobiliaria castellana y a los infantes de Aragón, lo que estos no le perdonarían jamás.
En 1431 inició una guerra para reconquistar Granada, pero la rebeldía de los nobles y la indolencia del rey frustraron el proyecto, diciéndose también que no la conquistó porque fue sobornado por los moros entregándole un carro de higos, cada uno de los cuales llevaba una moneda de oro dentro.
En ese momento su poder era inmenso, pero solo se basaba en el afecto del rey y la segunda esposa de este, Isabel de Portugal, madre de Isabel la Católica, temerosa de su poder y conocedora de sus intrigas y algunos asesinatos, se alió con los nobles e intrigó ante su marido para prescindir del favorito.
Finalmente en 1453, Juan II cedió, siendo detenido el 4 de abril en Burgos y trasladado a Valladolid, donde fue juzgado y condenado en un juicio que fue una parodia de justicia, sin respetar reglas ni procedimientos, siendo sentenciado a ser degollado públicamente acusado de tiranía, usurpación de la corona y enriquecimiento personal, siéndole confiscados todos sus bienes.
Junto a la Plaza del Mercado se levantó el cadalso con una cruz y dos teas encendidas a los lados y con la plaza llena de ciudadanos expectantes,el condenado con gallardía subió al cadalso, ofreciéndose al verdugo que le degolló primero y decapitó después entre los rezos de los frailes asistentes, mostrando luego su cabeza en lo alto de un palo donde permaneció nueve días, mientras el cuerpo fue retirado el tercero.
Como era costumbre, junto al cadalso se colocó una bandeja de plata para recoger limosnas para pagar su entierro, que en esta ocasión se llenó completamente, siendo el cuerpo trasladado por los frailes hasta la iglesia de San Andrés, una ermita extramuros de la ciudad, en donde se daba enterramiento a ajusticiados y malhechores.
Se ha especulado mucho acerca de la íntima amistad que unía al rey con Álvaro, e intelectuales como Gregorio Marañón han sostenido que el valido, mantenían relaciones homosexuales con el monarca.

1883: Colocación de la primera piedra de la catedral de la Almudena

4 de Abril de 2011 - 09:10:12 - Pedro García Luaces - 0 comentarios
El 4 de abril de 1883 se colocaba la primera piedra de la catedral de La Almudena, el último de los grandes templos europeos. Hasta entonces, la iglesia mayor de Madrid era la de Santa María, una situación calificada de «muy indecente» por el gran arquitecto Juan de Herrera, que propuso la construcción de una gran catedral al estilo de San Pedro del Vaticano. No se construiría esa gran catedral en el siglo xvii y tampoco en el xviii. Tuvo que ser Alfonso XII, en las postrimerías del siglo xix, quien cediese unos terrenos junto al Palacio de Oriente para la construcción de una catedral digna de una gran diócesis y una gran capital.
El primer proyecto fue diseñado por el marqués de Cubas y conforme a su traza se colocaría la primera piedra en 1883. Se trataba de un diseño de estilo neogótico que nunca llegó a ser levantado puesto que el marqués murió nada más terminarse la cripta, que pretendía ser un panteón para nobles y grandes de España. A la muerte de Cubas se hizo cargo de las obras el arquitecto Repullés y Vargas, que introdujo bastantes modificaciones aunque siguió en lo esencial el proyecto del marqués. Las obras avanzaban muy lentamente, sobre todo por la falta de fondos. A Repullés le sustituiría Juan Moya, que se haría cargo del proyecto hasta el parón obligado de la Guerra Civil.
En 1944 las autoridades decidieron convocar un concurso público con el objetivo de encontrar un proyecto atrayente, que fuese capaz de aprovechar lo ya construido y darle un acabado digno, renunciando al costoso diseño del marqués de Cubas. Ganaron el concurso los arquitectos Fernando Chueca y Carlos Sidro, con un diseño que solventaba los problemas de continuidad y lograba reducir volúmenes. En 1950 se reiniciaron las obras con Chueca al mando y diez años después se terminaba la fachada principal y las cubiertas de las naves. Durante las siguientes cuatro décadas Chueca fue rehaciendo sus propios diseños, adaptándolos a las dificultades de forma y, sobre todo, de fondos, para terminar una catedral que mezcla estilos neogóticos, renacentistas y neo­clásicos. La odisea del último gran templo moderno pone de manifiesto el milagro de las grandes catedrales, obras prodigiosas del ingenio humano levantadas con absoluta carencia de recursos para mayor honra de Dios.
Otras efemérides de este día:
636: Muere San Isidoro de Sevilla.
1284: Fallece Alfonso X y le sucede su hijo Sancho IV El Bravo, pese a haber sido maldito y desterrado.
1609: Felipe III expulsa finalmente a los moriscos de Castilla, Aragón y posteriormente (22 de septiembre) de Valencia, donde habrá revueltas. Su padre nunca llegó a hacerlo.
1849: Austria incorpora Hungría a su Imperio, lo que daría lugar en 1867 al Imperio austrohúngaro.
1935: Recepción de Colette en la Real Academia Francesa.

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