Un ejemplo singular dentro de la Guerra de la Independencia ocurrido en la provincia de Huelva, lo representó el guerrillero Robustiano Carvajal Arellano, más conocido también por el ‘Tiznao de La Nava’.
El Martes Santo de 1811, las tropas francesas se desplazaban desde la base que tenían en la Prefectura de Aracena por el camino real de Sevilla a Cortegana, cuando una compañía se desvío hacia La Nava y una vez allí, como era costumbre entre los invasores franceses, los soldados asaltaron el Ayuntamiento y lo quemaron con todos los archivos municipales.
Después asaltaron también el pósito municipal – depósito de víveres cuya función primordial consistía en realizar préstamos de cereal en condiciones módicas a los vecinos necesitados – saqueando todo su contenido y llevándose el pan, el queso y el vino de los pobres que estaba preparado para repartirse con ocasión de la romería de Nuestra Señora de las Virtudes, así como el escaso grano que aún quedaba de la última cosecha.
“El Tiznao de la Nava”, quiso vengar la afrenta al pueblo y con su amplia experiencia guerrillera, atacó a los franceses, infringiendo numerosas bajas a sus tropas en el Puerto de los Arriscaderos, aunque estos acabaron por apresarle con su escasa partida de hombres y, ante todos los vecinos del pueblo fue fusilado sin juicio, siendo forzados los vecinos de La Nava a presenciar como espectadores la ejecución del Tiznao y los suyos en el llano de la “dehesa de la ermita”, casi a la misma hora en que estaba previsto el reparto del pan, queso y vino entre los visitantes y los pobres del pueblo.
Desde ese momento, el municipio de la Nava mantuvo la guerra a muerte contra Francia y cuando en 1815, se firmó la paz hispano-francesa, el rey Fernando VII comunicó a todos los ayuntamientos de España que la guerra había terminado.
Si embargo, el entonces alcalde de La Nava respondió también por carta al rey en la se que decía que “él era muy libre de firmar la paz”, pero que su pueblo no lo haría hasta que, al menos, los franceses repusieran “el pan, el queso y el vino” que les habían robado.
La Nava, que en la actualidad cuenta con poco más de trescientos habitantes, está llevando a cabo, iniciativas entre las que destacan los preparativos para la “firma de la paz con Francia”, con la presencia de una representación diplomática de aquel país, además de autoridades provinciales y autonómicas por el interés del hecho desde el punto de vista histórico y cultural.
¡Y luego dicen, que solo los “maños” son tozudos…!
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